lunes, 2 de enero de 2017

Capítulo 3

Ese mismo día, pero unas cuantas horas después, empezó con el recuento de daños en la cocina de mi piso, era de diario con mis compañeros de casa y amigos, les hablé de ti como si fueras cualquier otra conquista de una noche, pero algo dentro de mí me decía que no era así. En medio de la plática vibró mi celular, era un mensaje tuyo que decía "Hola, buenas tardes, como estas?", ese era el primer mensaje de muchos que recibiría de tu parte. El día transcurrió y hablamos fluidamente durante horas, las que se convirtieron en días. Una semana había pasado desde esa noche, como cualquier otro lunes, yo iba a comer en la Universidad, me llegó tu mensaje de que tenias dos horas libres, si quería que nos viésemos, te dije que si y al poco tiempo llegaste al comedor. Antes de saber que tu ibas pedí un bocadillo, como me arrepentí cuando llegó el plato a mi mesa, era gigante, cada mordida de que le daba dejaba rastros de comida en mi rostro, no había suficientes servilletas en el mundo que me hicieran sentir un poco mas presentable y menos sucia. Como caballero que eres, jamas hiciste comentario sobre esa situación. Al terminar de comer nos sentamos un rato en el pasto del parque frente a mi facultad, junto con mis compañeros, charlamos el resto del tiempo libre, hasta que era hora de volver a clases. Nos despedimos. Seguimos charlando por mensaje. Hablábamos de todo con una comodidad de llevar años de conocernos, dos desconocidos, de diferentes culturas, de diferentes edades, con muchas cosas en común, Dos días después de nuestro ultimo encuentro ya iba tarde a la Universidad, así que en salir corriendo con la mochila en una mano y la bufanda en otra, no me di cuenta de que el día estaba pronosticado para lluvia por la tarde, al entrar a clases empezó a llover. Mientras ponía atención con un ojo a clase y otro al celular, te dije que había olvidado mi paraguas, iba a tener que correr de regresó a casa. Al terminar clases, salí de la facultad y ahí estabas tu, esperándome con un paraguas en mano, esperando acompañarme a casa, para no mojarme. Esas acciones, tu caballerosidad, tu iniciativa, tu preocupación por mi, son lo que ahorita extraño mas. El saber que hay en el mundo, alguien mas aparte de mi familia, que quiere y hace lo mejor para mi. Te quedaste un rato, pero poco a poco quería separarme cada vez menos de ti.